Con la poda en seco da comienzo un nuevo ciclo repleto de grandes expectativas, dónde Viña Vilano en concreto y las bodegas de la Ribera del Duero en general, esperan recuperar su normalidad productiva, mermada este último año por las inclemencias meteorológicas.
No obstante, buenos augurios se ciernen sobre los campos de Castilla que pese a la escasa cosecha recolectada el pasado mes de septiembre continúa a la vanguardia y como referente vitivinícola en nuestro país.
La poda de invierno o poda en seco, se realiza durante el período de reposo vegetativo de la viña, es decir, desde la caída de la hoja hasta la brotación. Se trata de una de las actividades más importantes que se llevan a cabo con las vides ya que ello marcará su futuro desarrollo y por lo tanto su correcta maduración y posterior calidad. Es fundamental que este proceso se haga por manos de expertas que a lo largo del año estarán al cuidado y al tanto de las cepas para asegurar su correcta adaptación y evolución.
Se cierra por lo tanto un ciclo, que para Viña Vilano ha supuesto, por un lado, alegrías provenientes de nuevas apuestas e innovaciones enológicas con nombre propio: Think Pink; y por otro, su consolidación como una de las marcas premiun con mayor proyección de la Ribera del Duero. Y comienza una nueva etapa en la que se reforzará esta tendencia en forma de nuevos lanzamientos que sucederán en los próximos meses.